FORMACION

TEMAS DE ORIENTACION
CATEQUÉTICA PARA JMJ

Desde este pequeño espacio el Área de formación queremos ir publicando cada mes materiales para una catequesis conjunta de todos y cada uno de los grupos de jóvenes cpcr que vamos a participar en las Jornadas de la Juventud, para que las vayamos trabajando en nuestros lugares de origen y vayamos creciendo juntos y "firmes en la fe". Nos vemos en Agosto

HACIA EL PADRE, POR EL HIJO, EN EL ESPÍRITU A TRAVÉS DE SU IGLESIA
EL ESPÍRITU SANTO ALMA DE LA IGLESIA:



MES DE MARZO

MI MISIÓN DENTRO DE LA IGLESIA A LA LUZ DE 1 COR 12-13:


        El amor, la caridad de la que habla San Pablo, nada tiene que ver con el deseo egoísta de posesión sensible o pasional; ni tampoco se limita a la mera filantropía, que nace de razones humanitarias; se trata de un amor dentro del nuevo orden establecido por Cristo, cuyo origen, contenido y fin son radicalmente nuevos: nace del amor de Dios a los hombres, tan intenso que les entregó a su Hijo Unigénito.


 
        El cristiano puede corresponder por el don del Espíritu Santo (cfr Gal 5,22; Rom 15,30), y, en virtud de ese amor divino, descubre en su prójimo al mismo Dios, sabe que todos somos hijos del mismo Padre y hermanos de Jesucristo. "Nuestro amor no se confunde con una postura sentimental, tampoco con la simple camaradería, ni con el poco claro afán de ayudar a los otros para demostramos a nosotros mismos que somos superiores. La caridad es un don tan excelente, que sin ella los demás dones pierden su razón de ser". Para mayor claridad San Pablo menciona los que parecen más extraordinarios: el don de lenguas, la ciencia, los actos heroicos pero que se sitúan por debajo del don de la caridad.

PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:

1. ¿Qué me mueve a actuar dentro de la Iglesia?

2. ¿Busco reconocimiento, admiración, prestigio por parte de los demás?

3. ¿Es el DON DE LA CARIDAD el que mueve y guía mi corazón y mi mente en mi proyecto de vida?


MES DE FEBRERO
EL ESPÍRITU SANTO ALMA DE LA IGLESIA:



         Esto significa que, como el alma en el cuerpo, el Espíritu es el principio del ser y de la vida de la Iglesia. Él es quien mantiene unidos los miembros entre sí y con Cristo. Él está enteramente en la Cabeza del cuerpo místico y está también enteramente en los miembros del cuerpo místico. Él quien asiste a la jerarquía en el ministerio de la enseñanza, en la acción pastoral y en la función sacerdotal. Él es quien con su gracia estimula e inspira toda acción saludable de los miembros. Sin embargo, el Espíritu no forma un único ser con la Iglesia. El Espíritu es el principio vital activo de la Iglesia. Hay una unión de alianza entre el Espíritu y la Iglesia, cuyo fundamento permanente es la voluntad y la fidelidad del mismo Dios.


         La Iglesia, "nueva comunidad fraterna" constituida por Cristo resucitado a través del don de su Espíritu, es el signo profético de esta acción universal del Espíritu de Cristo a través del mundo. Tiene la misión de "iluminar a todo el orbe con el mensaje evangélico y de reunir en un solo Espíritu a todos los hombres de cualquier nación, raza o cultura" (92,1). Para promover la fraternidad universal humana de la que ella es signo, quiere entrar en diálogo sincero con "todos los que creen en Dios y conservan en el legado de sus tradiciones preciados elementos religiosos y humanos", confiando en que este diálogo "nos mueva a todos a recibir fielmente los impulsos del Espíritu y a ejecutarlos con ánimo alegre" (92,4).

 
PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:

1. ¿Qué significa en mi vida de cristiano la Iglesia?

2. ¿Siento que formo parte del Cuerpo de Cristo (Iglesia) o pretendo vivir mi fe de manera individual?

3. ¿Me siento unido como miembro de la Iglesia a su Cabeza, es decir, a Cristo?

4. ¿Pienso en la Iglesia como una realidad que me une a Cristo?

 

MES DE ENERO

EL ESPIRITU SANTO COMO ALIENTO Y AYUDA EN NUESTRO CAMINO HACIA DIOS:

El Espíritu nos hace “hijos en el Hijo”, partícipes de su “obediencia filial”, desde el ‘don’ de Dios y nuestro propio ‘don’: El Espíritu hace que Cristo habite en el cristiano y él en Cristo: es la «ley del Espíritu», la ley que «es» el Espíritu, o sea, la «caridad» de Cristo presente en nuestro corazón como ‘instinto interior’.



PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:

1. ¿Puedo alcanzar por mi mismo el camino que me lleva hacia Dios?

2. ¿Es es gracias al DON gratuito recibido de Dios – El Espíritu Santo – el que me guía, me alienta y me fortalece en este peregrinar ?

3. ¿Siento dentro de mí la acción del Espíritu?


MES DE DICIEMBRE

VIVIR EN CRISTO: ARRAIGADOS EN LA FE

El es la “verdad” del hombre (GS 22), la “norma concreta y universal” (Balthasar), la “ley viviente y personal” (VS 15), en la que somos “predestinados a ser santos” (Ef 1,3ss): Este fin sobrenatural no constituye una cualificación extrínseca o secundaria del ser humano, sino el destino inscrito en su mismo ser y, por tanto, su verdad total, pero una verdad que sólo se revela íntegramente en Cristo y sin Él resulta imposible y fragmentaria.



PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:

1. ¿Es Cristo en mi actuar y caminar en este mundo MI LEY VIVIENTE y PERSONAL?

2. ¿Actúo conforme a esta LEY?

3. ¿Cómo hago patente en mi vida la entrega total y absoluta de Cristo en la Cruz por nosotros?



MES DE NOVIEMBRE

LA VOCACIÓN AL AMOR Y LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA DESDE EL SENTIR CRISTIANO:

El hombre, a través de todo lo que hace, pretende ser feliz o, mejor, bienaventurado (CEC 1700): es un ‘deseo natural’ que Dios ha puesto en nosotros para atraernos a Él (n. 1718). La pregunta del joven rico: «Maestro, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna?» (Mt 19,16-30), constituye el núcleo de la experiencia moral: no las «normas que hay que observar», sino el «eco de la llamada de Dios, origen y fin de la vida», que apunta y reclama un encuentro con Cristo, Hombre perfecto, Maestro y Señor de la Vida verdadera (VS 6-7). La felicidad no es sólo “bienestar” o satisfacción subjetiva, sino “perfección” o plenitud personal en la comunión con Dios.



PREGUNTAS PARA LA REFLEXIÓN:

1. Dios me llama….¿Soy receptivo ante esta llamada?

2. ¿Qué quiere Dios de mí?

3. ¿Busco mi felicidad o la felicidad hacia la que Dios me llama?